lunes, 2 de agosto de 2010

La dimension de los problemas

He tenido algunos problemas estos últimos días. En la casa las cosas no andan bien, ni siquiera Kaiser me ha vuelto a saludar; todos parecen ofuscados, fuera de si. La vecina bonita no ha vuelto a mirarme, mucho menos intentar acercarse. En el trabajo la crisis económica esta desgastando los ánimos de la jefa que ve como una mala inversión se llevó los ahorros de toda su vida. Mi trabajo es un equilibrista a punto de caer de la cuerda floja.
En las calles la gente es extraña y cuidadosa, todos miran mal, parecen guardar algún secreto; nadie habla más de lo debido ni se ríe sin motivo. Parecen maniquíes rígidos movidos por cuerdas invisibles. Ni que decir de la persona que quiero; hace mucho tiempo que no sé de ella. Hablé con su hermana hace algunos días, pero no tuve el valor de preguntar por Jennifer. Quizá lleva una vida plena y llena de sueños, tenga novio y planes de matrimonio e hijos a futuro. Espero tener la oportunidad de decirle algún día que no he querido a nadie como lo hice con ella, que mi cariño fue tan sincero como se puede querer a una mascota que no traiciona ni miente.
Estoy dejando que el tiempo pase de a poco y traiga las soluciones. He aprendido a dejar que el río se lleve los escombros y traiga consigo la buena pesca. Con el tiempo me he dejado llevar sin hacer preguntas, recogiendo por el camino las piedras que he de tirar al fondo de mis recuerdos cuando cometa algún error dos veces. He aprendido a acomodar mi silla y disfrutar el paisaje. Al fin y al cabo nadie saldrá vivo de este sueño y los problemas alguien los heredará; cuando dentro de mis límites no existan los afanes y no me preocupe el porqué de las cosas.

viernes, 18 de junio de 2010

PINGUINOS DEL SAHARA - la noche del unicornio

El rostro de Andrea aparece y se esfuma. No se donde estoy, una dimensión extraña me ha envuelto, todo gira, ella ríe, se aleja y vuelve a aparecer. Recuerdo su cuerpo perfecto moverse al sonido de la música ensordecedora, recuerdo una cerveza rubia que consumí entre baile y baile. El resto solo es bruma y hastío: borrachos por todos lados, mujeres queriendo amar, engañando idiotas de mal aliento y barriga monumental. ¿Hacia donde se van los sueños? ¿como se puede distinquir la realidad de un estado como el del alicoramiento? Dios hizo muchos mundos, muchas realidades que se entrecruzan y se eliminan entre si. Escucho gritos a lo lejos, no puedo levantarme, solo Andrea aparece para darme un beso en la frente. Soy su amigo fiel y parece que nada cambiará esa realidad. Andrea canta a lo lejos: “as I was going over…” todo se enciende, el piso se mueve; no logro moverme, estoy paralizado. Soy un gusano perdido en los dominios de mama gallina, soy un bicho raro que no ha encontrado el sitio para creer en si mismo. Huelo asqueroso, la música sigue sonando: “there´s whiskey in the jar..” las guitarras no paran. La bailarina exótica con ansias de doctorado regresa de nuevo, me levanta y sienta mi helado trasero en un sillón rojo y amplio. El mareo es mas grande y caigo en sus piernas. Ella me levanta, me abraza y me susurra palabras dulces al oído. El mundo puede esperar, esta dimensión comienza a girar de nuevo, pero con ella dentro. Caigo en un sueño profundo y bifurcado por el sopor de la cerveza.
Un unicornio verde corre por una llanura gris dejando detras de si una silueta del mismo color. Un cielo lleno de águilas me cubre intentando ahogarme contra el suelo. Los árboles se derriten sin razón, el silencio reina en este pais. Miro a mi alrededor, estoy enredado en alambre de púas, atado a la tierra seca que se mete por mis narices, me cuesta respirar. Las aguilas siguen girando, el sol se rompe en mil pedazos. De pronto una silueta se dibuja en el firmamento, destellos de luz blanca atraviesan las brumas grises. El destello se hace mas grande, el unicornio se detiene a mi lado, parece tranquilo; las aguilas desaparecen mientras la luz crece. La silueta es la de una ninfa celestial, de tez blanca como la nada, de aura misteriosa como la noche, cabello negro y ojos indescifrables Viste de diosa, creo que viene por mí. Se acerca poco a poco, el unicornio la mira con tranquilidad, ella lo acaricia. Aún estoy atado al suelo, se inclina y mira mis ojos, su rostro es perfecto, Dios debe tener envidia de su belleza. Derrite mis ataduras con solo desearlo, me levanta del suelo, abraza mi flaca realidad, me invita a subir al unicornio, lo hago y ella hace lo mismo. El unicornio levanta su patas delanteras e inmediatamente comienza a trotar con cierta velocidad. La hediondez del sitio aún permanece. De pronto el unicornio comienza a levantarse del suelo, sus patas se elevan como átomos de aire suspendidos. Surcamos el aire sin limites ni porques. La diosa me susurra al oido algo que no entiendo, se abraza a mi mientras las nubes nos abren paso. Estoy tocando los dominios del universo.
De pronto algo me estremece y seguidamente un movimiento brusco borra todo paisaje perfecto. La diosa desaparece con su unicornio. despierto tirado en la sala de un bar, una hediondez me cubre, todo da vueltas, solo veo a Genaro con su cara de idiota tratando de levantarme. Un bello sueño puede acabar en pesadilla, ahora se que los unicornios al igual que el amor es solo una fantasia. Pienso en Andrea, no veo su rostro por ninguna parte. Genaro me alcanza una cerveza y la rechazo, corro hacia el baño y lavo mi cara. El espejo es inmisericorde con lo que refleja: un desecho a punto de caer por el desague. Salgo del WC y alli está ella, sentada conversando con un tipo que frecuenta el bar llamado Edward. Ambos me miran, él con curiosidad y ella con cariño. Le devuelvo el cariño a Andrea con mis ojos cansados. Se levanta y se acerca, me abraza. Edward no entiende nada, de seguro es un comemierda disfrazado de galán. Todo vuelve a su normalidad, me envuelvo en sus brazos, no necesito la diosa y su unicornio, el cielo aun es gris y lo disfruto.

jueves, 10 de junio de 2010

PINGUINOS DEL SAHARA

Amo tanto a esa chica. Podría partirle el culo al Papa si ella me lo pidiera. Cambiar de nombre, de nación, volverme un extraterrestre con mocos por piel, viajar a saturno desnudo.
Los sentimientos son simples, hasta un caracol siente aprecio por su baba, y un perro por su hueso. Los sentimientos colocan la barrera que nos separa del resto de seres inertes. Las noches las consumo en el bar, los días duermo tratando de olvidar que el tiempo se me va en cada cerveza que ella trae a mi mesa. Hemos conversado de amores y recetas chinas para hacer pasteles. Me ha contado que hace mucho llegó a la ciudad, que vive con su hermana en un barrio del centro , que odia los compromisos y la gente desordenada. ¿como cortarle los cojones al corazón? Seguro ni tendrá. Ese músculo inquieto tiene vida propia, el cerebro no tiene cabida en su destino. Cuando salgo del bar y me despido creo que dejo la parte mas indescifrable de mi alma a su lado. Camino varias cuadras hasta llegar al paradero de buses y mi mente se borra, el alcohol es un buen somnífero. Al día siguiente despierto y pienso en ella, en su trabajo, en que seguramente algún baboso ebrio la miraría con ganas de revolcar sus vísceras y hacerle hijos con mechones de sol y ojos infinitos.
Me calmo, hago desayuno y me ducho. Enciendo mi computadora y continuo el trabajo de grado mientras llegan las 5 de la tarde.
Ella por su parte saluda el sol por las mañanas, riega las plantas y limpia la habitación. Tararea canciones de pink floyd mientras contagia todo el cuarto con su aroma de fresca primavera. Despierta a su hermana y le impone tareas. Su hermana estudia en la universidad local, sueña con casarse y vivir en una nube rosada con su amado príncipe. Sus sueños son simples como los deseos de un soldado, Andrea es todo lo contrario: empleada de una bar y bailarina exótica, 175 centímetros de estatura y un cuerpo que mueve a su antojo al ritmo de la electrónica. Quiere ser neurocirujana, tener un perro por mascota y vivir en una mansión con vista al mar. Ella es un laberinto sin salida, uno en el que todas las noche me pierdo tratando de encontrar su punto débil, pero las rocas no tienen punto débil y ella es la mas dura de todas.
Quisiera olvidar que no soy su amigo, que tengo mas años de los que aparento, que no he logrado penetrar la dura barrera que la protege de borrachos y enfermos sexuales. Olvidar que mi nombre es Alessandro, que vivo de a poco y camino lento, que tengo mas de lo que merezco y no tanto como quisiera mi avaricia.
Después de las 6 de la tarde salgo a caminar un poco, el calor quema la piel de la mierda que camina de a pie por las aceras. A veces llamo a mi madre que vive en un pueblo a pocas horas de acá, le aseguro que estoy bien, que muy pronto tendrá un filosofo en la familia y lo mas importante la reintegración de su “inversión” en mi y en mis estudios. Me aterra pensar que el dictar clase será lo único que un futuro llenará mi vida. Una vida tan seca solo la podría alegrar Andrea, pero ella no es niña de libros y enciclopedias. Luego salgo y camino aún mas. Mis pasos siempre acaban en la puerta del bar. Entro, ocupo una mesa del fondo y pido una cerveza. Inmediatamente un tipo gordo, con cara de buena gente anuncia una bailarina exótica, con “un baile que hipnotiza” palabras del anunciante. Al fondo de la tarima se corren las cortinas e inmediatamente identifico su rostro: Andrea, la roca cristalina e impenetrable asoma sus ojos a la multitud lasciva mientras comienza su sesión de baile. Otro día mas en el infierno, la cerveza se consume en el fondo del vaso mientras las prendas de Andrea comienzan a caer.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Perfecta imperfeccion

Realmente no estoy mal: tengo una madre que todas las mañanas me espera con el desayuno caliente, una hermana con tintes de genio incomprendida, una sobrina que ama el chocolate y para la que un perro es un “pan”. Un ahijado que temo heredará mis dudas. Una casa con paredes que guardan secretos y pasados tormentosos. Unas calles por las que he pasado muchas veces, unos árboles que me reconocen cuando paso sin decir nada. Un barrio con vecinos chismosos, hipócritas y algunos que como yo les importa poco la vida del otro. Tengo mas libros que ropa, mas escritos que vivencias, tengo mucho por lograr y de perder han dicho que es ganar un poco. Tengo amigos sinceros que conocen mis fantasmas, y algunos que solo han visto mis ojos tristes. Tengo un trabajo donde me visitan seres que se burlan de mí. Tengo un cielo limpio, unas noches tranquilas, tengo una recta bifurcada hacia el futuro. A fin e cuentas no estoy mal pues además de ello tengo un ser que borra mi tedio y espanta mis miedos, un alma compleja como una diosa griega, un átomo que había perdido, un laberinto difícil de descifrar, el motivo necesario para seguir esquivando charcos. No estoy seguro de su nombre, pero me ha dicho que le puedo llamar HADA.

martes, 13 de abril de 2010

El dolor necesario

Amar Es difícil. Nos duele, lastima nuestras entrañas y las desacomoda. Amar es parecido a nacer de nuevo; ya no existe solo un tú en el mundillo interior que habitas; ahora es un tú y yo, dos seres diferentes, dos dimensiones que quieren encontrar su lado compatible, dos galaxias que chocan y se juntan; un universo que explota. Es difícil encontrar el punto medio donde todo funciona perfecto; tal vez ni exista, tal vez ese tú y yo es un espejismo, pues nunca dejamos de ser uno, un pensamiento, una acción retrasada, una visión del mundo; tal vez estemos condenados a vagar solos entre abstracciones de compañía y sueños de pareja. Amar duele, se que eso es así, solo que no puedo encontrar en que parte de mi ser se refugia ese dolor, donde se ubica la pena. Tal vez es el alma quien sufre las consecuencias de un infortunio amoroso, de una negación o un “terminemos”. Si. Amar es el perfecto escape a la soledad, un dolor necesario que vale la pena por lo que nos da; es tratar de mentirnos sobre nuestra verdadera realidad, una elección inservible; pues al final siempre, siempre nos hallaremos solos.

sábado, 20 de marzo de 2010

El alumno I

Esto se trata de leer. Comerse hojas tras hojas así no entiendas un carajo. Estudiar esto es meterte en una cueva oscura donde la única luz es tu propia ignorancia, y ¿Dónde están los profesores? Ellos ponen su plano trasero en la silla reclinable a esperar que pase el tiempo entre conceptos entupidos y evaluaciones que no prueban nada pues aquel alumno académico no tiene ni sesos de lo que significa vivir de verdad y aquel inquieto estudiante que tiene el rotulo de desentendido y despistado puede escupir en la cara a cualquiera de esos idiotas académicos. El modelo de educación es un coco vacío y de paso aburrido; todo consiste en aprender palabras que después se repetirán como un papagayo. Todo se resume a pasar la evaluación y sacar lo mas cerca a un 5 (los idiotas académicos no aceptan nada que no sea un 5)
Al final lo que importa de verdad es vivir la experiencia, reptar entre pupitres viejos y papeles arrugados, esperar el descanso, ir al baño y llenarlo de eso que te define.
Estudiar esto es preguntarse ¿Por qué coño no nací rico? ¿Por qué no estoy en Harbart abriendo cadáveres o en el público de una conferencia dictada por Johnny Deep acerca de las múltiples personalidades? No. El mundo no es como quisiéramos y de eso saben mucho las gallinas que sin alas no pueden volar. El mundo apesta un poco aunque a veces un fresco aroma a pino reconforte tus narices. La educación trata de no ahogarse en ese mundo sirviendo de instrumento a personas como nosotros que queremos ser algo que no somos, tal vez mentirnos sobre nuestra realidad y suponer que tenemos el suficiente poder para cambiarla.

viernes, 26 de febrero de 2010

LPDLE (capitulo final II)

-Paola creo que voy a vomitar.
Salgo corriendo hacia el fondo del apartamento, todo da vueltas. Ubico el baño; una reluciente letrina espera mis bocados de comida semidigerida y cerveza. El plasma sale disparado con fuerza a estrellarse con la blancura de la taza.
Me siento aliviado, he recuperado el alma y espacio en mi estomago. Paola me azuza con su mirada desde la sala. Trata de ver mi esencia entre mis actos y lo que reflejo; entre mi vomito y la palidez de mi rostro.
-ven mi pequeño boyscout.
Obedezco sin premisas. Me siento a su lado de nuevo. Ella destapa una cerveza y me la pasa.
-¿no crees que ya he tenido suficiente, señora jueza?
-tendrás suficiente cuando el sol vomite habichuelas con arroz.
La cerveza me habla. Parece disfrutar mi estado de insuficiencia e inconsciencia. La maldita cerveza se congela en mis manos, desafía mi equilibrio, es cómplice de la señora jueza. La cerveza baila y se estremece. Es la número 18 de una seguidilla de 25 cervezas que debo tomar para demostrar que es mas grande mi lucidez que el alcohol fermentado.
Un largo sorbo se escurre por mi garganta. El sabor es familiar, el mareo es familiar, la mujer con aires de grandeza frente a mí empieza a hacerse borrosa, pero aun así la reconozco. Es la titiritera de un andrajoso bufón con 7 cervezas por delante. La fabrica de frases perfectas y desafíos estúpidos que solo ese mismo bufón aceptaría.
- ¿sabes Daniel? Seriamos más felices de lombrices. Un viscoso y ciego animal sin deseos de sobresalir ni aspavientos de dignidad y superioridad frente a los demás.
-Deberíamos tomar más cerveza, practicar más sexo y comer más hongos. ¡Ah! Y no aceptar retos de nadie. Eso deberíamos hacer.
La señora desafío expugna mis deseos desde su quietud. Quiero caer al piso y desvanecerme entre átomos de levadura, entre el sopor del alcohol, envuelto por palabras de aquella que me mira. Vacio la lata burlona que después se arruga en mis manos.
Ella solo se limita a tomar otra cerveza y pasármela sin decir ni mu. La tomo, ella baila, se burla y congela mi mano. Trato de abrirla pero opone resistencia. Paola se vuelve un punto lejano, inalcanzable, perfecto. Me invade la negrura y caigo al piso con el orgullo hecho pedazos y 7 cervezas intactas. La señora jueza ha triunfado.